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Basta con hacer un breve análisis en Google Trends para comprobar que el interés por la "sostenibilidad", la "economía circular" y "los Objetivos de Desarrollo Sostenible" (ODS) no ha dejado de crecer en los últimos cinco años. Ahora, parece que a todas las empresas y líderes se les llena la boca con estos términos. Sin embargo, no todo es tan bonito cuando el compromiso social choca con los intereses corporativos.
Así lo demuestra el caso del antiguo CEO y presidente de Danone Emmanuel Faber. Desde su llegada al cargo en 2014 se había convertido en defensor de la alimentación saludable y la sostenibilidad, unos valores que no lograron que las ventas y los márgenes de la compañía crecieran al mismo nivel que el de sus competidoras. A raíz de presiones de los accionistas, Farber fue despedido en marzo de este año, tras lo que las acciones en bolsa subieron un 4,2 %.
Parece que a los accionistas de Danone no les importó demasiado que la Asociación para el Progreso de la Dirección considere que la sostenibilidad deba "convertirse en una prioridad para los empresarios, ya que contribuye a aumentar la buena imagen de las entidades". La profesora de ESIC Raquel Davó señala que las empresas que no trabajen "la visibilidad de demostrar su valor positivo a la sociedad" se encuentran "en la cuerda floja de su permanencia en el futuro".
Pero, más allá de la imagen, hay buenas razones para apostar por las empresas sostenibles, como la presión legislativa. En España, el Congreso aprobó recientemente la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. A la espera de posibles cambios introducidos en el Senado, el texto fija que las entidades financieras, las aseguradoras y otras empresas deberán diseñar informes sobre "los riesgos de la transición hacia una economía sostenible y las medidas que se adopten para hacer frente a dichos riesgos".
¿Qué significa sostenibilidad?
A pesar de la urgencia cada vez mayor por luchar contra la emergencia climática, la sostenibilidad empresarial representa un concepto mucho más amplio que el mero respeto al medioambiente, ese concepto 'verde' en el que solemos pensar. Desde 1999, el Índice de Sostenibilidad Dow Jones clasifica a las empresas en función de variables no solo ambientales, sino también de gobierno corporativo y sociales.
De esta forma, la sostenibilidad empresarial no solo consiste en reducir el consumo de agua o realizar acciones (en ocasiones puestas en duda) para minimizar las emisiones de dióxido de carbono. También se basa en encontrar la eficiencia tecnológica y económica. De hecho, hay quien también define la sostenibilidad empresarial como la realización de una actividad considerando la sociedad y el medioambiente, y con una gestión responsable de los recursos.
De esta forma, el foco de una estrategia de sostenibilidad empresarial debe basarse en tres pilares conocidos como criterios ASG:
¿Cómo se hace?
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son una buena guía para abrazar la sostenibilidad empresarial. Estos propósitos adoptados en 2015 por los países miembros de Naciones Unidas buscan un mundo más igualitario y en paz para 2030. La acción por el clima, el agua limpia y saneamiento y las ciudades y comunidades sostenibles son algunos de los ODS en los que las empresas pueden implicarse. Sin embargo, en este momento solo un 9 % de las compañías del IBEX 35 ha integrado algún ODS en sus estrategias, según el informe 2030 Purpose: Good Business and a Better Future de Deloitte.
No obstante, como demuestra el caso de Farber, la apuesta por la sostenibilidad puede entrar en conflicto con los resultados económicos de una compañía. De ahí que el término también haga referencia a la sostenibilidad financiera, que es la conciencia de que la empresa debe ser sostenible económicamente para mantenerse a flote a largo plazo. Equilibrar la balanza entre los beneficios y el cuidado del entorno resulta crucial para el éxito corporativo.
Una de las mejores herramientas para equilibrar esta balanza reside en la tecnología. Innovaciones como la inteligencia artificial permiten a las compañías aumentar la sostenibilidad corporativa. El conocimiento sobre el negocio que aportan los datos ahorra costes; por ejemplo, en el gasto de energía, lo que repercute en la conservación del medioambiente; en las cuentas de la empresa, y en ODS como el de producción y consumo responsable. También ayuda apostar por nuevas plataformas digitales que con su modelo de negocio contribuyen a un mundo más sostenible, como promover entre los empleados el uso de plataformas de coche compartido para acudir al trabajo o a una reunión.
El peligro del 'greenwashing'
A pesar de que la imagen pública parece la razón de menos peso para apostar por la sostenibilidad, la tesis de la profesora Davó estriba en que el 79 % de los consumidores ya basa sus compras con criterios de "responsabilidad social, inclusividad o impacto medioambiental", según el informe Productos de consumo y venta retail: cómo la sostenibilidad está cambiando las preferencias de los consumidores, de Capgemini. Además, un 57 % afirma haber cambiado a marcas que percibe como más sostenibles, aunque no fueran tan conocidas. Esto demuestra el poder que está tomando la sostenibilidad.
Sin embargo, no basta con mostrarse como una empresa sostenible de puertas para afuera sin un verdadero compromiso. A comienzos de año, la Comisión Europea alertó de que al menos un 42 % de las compañías de la Unión Europea practica el greenwashing (lavado de imagen verde) en sus webs corporativas; es decir, usan imágenes, mensajes o datos que reflejan la idea de sostenibilidad 'verde', cuando la realidad de sus actividades no va en esa línea. Afortunadamente, esto se considera "práctica comercial desleal" en la legislación europea, lo que obliga a las empresas a corregir dicha información y, en algunos países, acarrea sanciones económicas.
De esta forma, la legislación, la mayor conciencia de la sociedad y la creciente urgencia de luchar contra la emergencia climática se alzan como aceleradores de la sostenibilidad corporativa, aquella que permite a una empresa mantener su actividad mientras que protege a las personas y al planeta en el que viven. Las cifras demuestran que se trata de una tendencia al alza, lo que con suerte evitará que se repitan más situaciones como la de Farber.
Si quieres seguir profundizando en este tema, te invitamos a leer este otro artículo, en el que recogemos todos los aprendizajes que nos dejó Juan Royo, autor del texto que acabas de leer, durante el webinar que impartió dentro del ciclo "Los 6 ejes de la empresa 2025", que organizamos recientemente junto a CEOE. En el propio artículo encontrarás también la grabación del webinar, por si quieres verlo.
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