Empatía, prioridades y resiliencia son tres fases de un mismo proceso que concurren en la consecución de un fin u objetivo. Como equipo es fundamental que sepamos gestionarlas adecuadamente y en esto se centran los módulos 12, 13 y 14 del curso ‘Cómo crear un equipo de alto rendimiento’ diseñado por Jara Pascual, CEO de Collabwith.
La empatía es una emoción que constituye la base de las relaciones y nos orienta en nuestro comportamiento hacia los demás. Puedes ser de dos tipos:
Por otro lado, es fundamental que podamos separar cuestiones ‘urgentes’ de cuestiones ‘prioritarias’. Cuando no somos capaces de establecer una diferencia sustancial entre ambos términos o realidades, nos sobreviene una emoción de miedo y/o enfado. “El miedo, a veces, se traduce en procrastinación, en no hacer las cosas, y así surge el control. Debemos ser capaces de gestionar positivamente ese miedo y organizarnos: pensar qué tenemos que hacer y lanzarnos a ello, determinando los miembros del equipo que nos pueden ayudar a ir más rápido”, aconseja Pascual.
El líder del equipo de alto rendimiento debe poder decir con calma y asertividad qué tareas deben salir adelante en ese día, esa semana o ese mes. En un entorno de confianza, si hay incertidumbre se activan los mecanismos y los recursos que nos hacen ser conscientes de lo que necesitamos en cada momento y avanzar. Este es el entorno deseable. De modo que:
Y a todo ello viene a sumarse la resiliencia. La resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o una situación difícil y poder seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores. En el plano empresarial, la resiliencia es el objetivo al que se encamina todo equipo. Y ¿cómo se hace? A través de la inteligencia emocional, que nos ayudará a adaptarnos de la mejor manera posible al entorno, las circunstancias y los cambios.
“Tenemos que ser capaces de buscar soluciones a los problemas que nos encontramos, aprender unos de otros y de las situaciones y saber diferenciar entre urgente y prioritario, así como gestionar adecuadamente la frustración, la asertividad y la empatía. Esa sería una mentalidad resiliente”, apunta Jara.
Las personas resilientes liberan sus emociones ante la adversidad, expresan lo que sienten y piensan, y lo hacen sin generar daño a otras personas. Actitud positiva, optimismo, ver el fracaso como retroalimentación útil y aprendizaje nos llevarán el éxito individual y como equipo.
En el vídeo y en la descripción del mismo en Youtube, podrás encontrar más material sobre estos módulos.