Transformación

Fecha de publicación 25 agosto 2022

¿Sabes gestionar la empatía, las prioridades y la resiliencia en el equipo?

Empatía, prioridades y resiliencia son tres fases de un mismo proceso que concurren en la consecución de un fin u objetivo. Como equipo es fundamental que sepamos gestionarlas adecuadamente y en esto se centran los módulos 12, 13 y 14 del curso ‘Cómo crear un equipo de alto rendimiento’ diseñado por Jara Pascual, CEO de Collabwith.

La empatía es una emoción que constituye la base de las relaciones y nos orienta en nuestro comportamiento hacia los demás. Puedes ser de dos tipos:

  1. Empatía cognitiva: entender técnicamente lo que ocurre, un proceso o una situación. Ejemplo: la pandemia de covid generó un clima de estrés que debió ser comprendido por miembros y líderes de equipos, ya que generó afecciones al trabajo, lo que requería de toma de decisiones permanentes y en remoto.
  2. Empatía emocional: ponerse en la piel de otra persona, sentir lo que sienten ante determinada situación. “La clave sería poder reconocer las señales ocultas en el comportamiento de los demás mucho antes y descubrir lo que necesitan”, explica Jara en el módulo 12.

Por otro lado, es fundamental que podamos separar cuestiones ‘urgentes’ de cuestiones ‘prioritarias’. Cuando no somos capaces de establecer una diferencia sustancial entre ambos términos o realidades, nos sobreviene una emoción de miedo y/o enfado. “El miedo, a veces, se traduce en procrastinación, en no hacer las cosas, y así surge el control. Debemos ser capaces de gestionar positivamente ese miedo y organizarnos: pensar qué tenemos que hacer y lanzarnos a ello, determinando los miembros del equipo que nos pueden ayudar a ir más rápido”, aconseja Pascual.

LIDERAZGO Y PLANIFICACIÓN

El líder del equipo de alto rendimiento debe poder decir con calma y asertividad qué tareas deben salir adelante en ese día, esa semana o ese mes. En un entorno de confianza, si hay incertidumbre se activan los mecanismos y los recursos que nos hacen ser conscientes de lo que necesitamos en cada momento y avanzar. Este es el entorno deseable. De modo que:

  • Si algo es urgente e importante, debes hacerlo.
  • Si es urgente, pero no importante, puedes delegarlo.
  • Si es importante, pero no es urgente, tenlo en cuenta en la planificación.
  • Si no es urgente y tampoco importante, elimínalo directamente.

Y a todo ello viene a sumarse la resiliencia. La resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o una situación difícil y poder seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores. En el plano empresarial, la resiliencia es el objetivo al que se encamina todo equipo. Y ¿cómo se hace? A través de la inteligencia emocional, que nos ayudará a adaptarnos de la mejor manera posible al entorno, las circunstancias y los cambios.

“Tenemos que ser capaces de buscar soluciones a los problemas que nos encontramos, aprender unos de otros y de las situaciones y saber diferenciar entre urgente y prioritario, así como gestionar adecuadamente la frustración, la asertividad y la empatía. Esa sería una mentalidad resiliente”, apunta Jara.

Las personas resilientes liberan sus emociones ante la adversidad, expresan lo que sienten y piensan, y lo hacen sin generar daño a otras personas. Actitud positiva, optimismo, ver el fracaso como retroalimentación útil y aprendizaje nos llevarán el éxito individual y como equipo.

En el vídeo y en la descripción del mismo en Youtube, podrás encontrar más material sobre estos módulos.

 

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