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Horarios de trabajo exasperantes, jornadas que no terminan nunca, con episodios de irritación súbita y la sensación de que podríamos ser mucho más eficientes. ¿Te ha pasado? La solución puede estar más cerca de lo que piensas: ¿qué tal suena empezar a trabajar a las cinco de la madrugada?
A priori, entendemos que no suena muy bien. Pero ¿y si escuchamos a quienes consideran que conlleva beneficios adaptar la jornada para empezar antes y tener más tiempo libre durante la tarde? Eso es lo que algunos de los principales CEOs (Tim Cook, Richard Branson o David Cush, por ejemplo) proponen, y que lo están adaptando cada vez más profesionales en nuestro país. Se trata en todo caso de una revolución horaria que no es apta para todos los puestos de trabajo y cuyas consecuencias aún tienen que evaluarse de forma más detallada.
Esta teoría lleva rondando durante unos cuantos años, pero cogió forma con el libro ‘El Club de las 5 de la mañana’, publicado en 2018 por el escritor y experto canadiense en liderazgo Robin Sharma. Los motivos de esta adaptación horaria son sencillos. Como señala Roy Moufawad en este post de LinkedIn:
¿Qué dicen estos directivos de empresas? (teniendo en cuenta que en EE. UU. el ritmo diario comienza antes).
A pesar de ello, es obvio que este tipo de métodos pueden no ser universalmente válidos. De hecho, depende de si el empleo de cada uno es más o menos flexible. Los expertos recuerdan además que no todo son ventajas: entre los perjuicios de madrugar en exceso está que puede provocar bajones de energía, que se socializa menos o que se suele generar más cortisol.
A su vez, también se han alzado voces que consideran que el discurso pro-madrugones es un síntoma de la supuesta tiranía de una sociedad hiperproductiva.
Pero, si encaja en el día a día de cada uno, puede ser un buen momento para intentarlo. ¿Cómo hacerlo? Puede llegar a costar, pero es posible: supera estereotipos como que nunca lograrás conseguirlo, replantéate tu forma de pensar (especialmente, huye de los pensamientos negativos), ordena bien el arranque de tu jornada y, cuando lo consigas, date una buena recompensa a ti mismo.
Por supuesto, no hay unanimidad respecto a esta forma de actuar. Según un estudio de la Universidad de Oxford conducido por el doctor Paul Kelley, el sueño (o la falta de él) constituye un problema de primer orden en nuestra sociedad que se puede arreglar retrasando nuestras obligaciones un par de horas.
En su opinión, los niños más pequeños deberían comenzar a las 10.00, los universitarios a las 11.00, y los trabajadores adultos, también a las 10.00. Según los resultados de su estudio, los más pequeños mejoran su rendimiento arrancando más tarde.
¿Con qué te quedas?
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