Líderes
La adopción de criterios ESG (Environmental, Social, and Governance en sus siglas en inglés, lo que se traduce en factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) en las pequeñas y medianas empresas (pymes) es fundamental para fomentar su desarrollo sostenible. Estos criterios no solo mejoran la imagen corporativa y la reputación, sino que también ofrecen beneficios tangibles a largo plazo, entre los que destacan la innovación, la reducción de los riesgos de negocio, la atracción de inversiones y financiación, el cumplimiento regulatorio o las ventajas competitivas.
Muchas de estas cuestiones a implementar vienen requeridas por la normativa legal (como la Ley 11/2018 en materia de información no financiera y diversidad o la Ley de Cambio Climático).Esta normativa ya no solo se aplica a empresas de gran tamaño, sino que está empezando a llegar a entidades más pequeñas como pymes y micropymes.
La regulación en materia de sostenibilidad sobrevuela a todas las compañías. Conlleva riesgos, pero también genera oportunidades, algo que explicaron María Teresa Ruiz Costal, responsable de Sostenibilidad y Fondos Europeos del área de Banca de Empresas de Ibercaja, María Leciñena, directora corporativa de Grupo Artal y Rodrigo Gómez Sánchez, socio en AUREN y responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático, en una jornada que tuvo lugar en la Cámara de Zaragoza.
Dentro de la estrategia verde europea, el sector financiero está llamado a empujar la reconversión. Las finanzas sostenibles ya fueron mencionadas en el Acuerdo de París, y como subraya Mª Teresa Ruiz, “vamos hacia la economía descarbonizada, donde las pymes juegan un papel importante. Las entidades financieras necesitamos información de las pymes para aplicar las finanzas sostenibles y servir de empuje para la aplicación de los criterios ESG”.
Actualmente las pymes no tienen por tamaño la obligación legal de reportar información de sostenibilidad dentro de sus cuentas anuales, pero la nueva directiva europea lleva a que en los próximo tres años, las pymes incluso de 50 empleados tengan que incluir en sus cuentas anuales información no financiera.
Las grandes empresas, que sí tienen la obligación de reportar, tienen que pedir información a su cadena de suministro, donde se encuentran muchas pymes, por lo que las pequeñas y medianas empresas ya van a estar obligadas a recopilar información para dársela a las grandes compañías, que son sus clientes.
Un ejemplo de empresa que reporta a grandes marcas es el Grupo Artal, ya que se encarga de comercializar Toyota, Lexus y Porsche. “Hemos ido haciendo de manera deslavazada lo que nos han ido pidiendo las marcas con las que trabajamos. Por ejemplo, estamos certificados en la ISO 14.001, que ayuda a cumplir con la normativa ESG marcada desde Europa. Los procesos de la ISO te ayudan a estar armado desde el punto de vista medioambiental, y permite trabajar aspectos tan importantes como la gestión de residuos o la eficiencia energética”, apunta María Leciñena, directora corporativa de Grupo Artal.
¿De quién depende la aplicación de los criterios ASG? Para Leciñena, depende de las personas involucradas en cada departamento: “La sostenibilidad no puede depender de una única persona en la empresa. Todos la tenemos que integrar. Nosotros tenemos un plan de igualdad, un informe riesgos psicosociales, una protección de datos muy desarrollada… Desde el punto de vista social colaboramos con Fundaciones como Ibercaja o Cai, pero habría que armarlo todo y plasmarlo en una memoria de sostenibilidad”.
El Pacto Verde Europeo obliga desde el punto vista legal a las entidades financieras a cumplir una serie de normativa legal en el ámbito de la sostenibilidad. Como sector fundamental para apoyar la transición hacia criterios ESG en las empresas, el Banco Central Europeo estableció una guía con 13 grandes expectativas supervisoras para la gestión de los riesgos climáticos y medioambientales. Las 13 expectativas se agrupan en cuatro dimensiones:
Ruiz Costal subraya que las entidades financieras tienen que “reportar la doble materialidad”. Es decir: cómo impacta su actividad de dentro hacia fuera y cómo afecta la materialidad financiera desde fuera y hacia dentro. Además, explica que el foco también está puesto en sus planes de transición. “Mitigamos la huella carbono, compensamos lo que no podemos evitar, y para nosotros tiene gran importancia el alcance 3, que son las carteras de crédito. Somos fundadores de la Net-Zero Banking Alliance y queremos ayudar a las empresas a financiar soluciones climáticas, financiar a sectores que ya están totalmente descarbonizados, o dejar de financiar aquellos que no cumplan con la regulación”.
El cálculo de la huella de carbono vinculada a los préstamos va a ser una información que las entidades financieras van a necesitar a la hora de plantear si concederlos. Ante la legislación, a muchas empresas, especialmente las más pequeñas, se les presentan dudas y falta de recursos para cumplir con los criterios ESG, pero compañías como Grupo Artal valoran “más las oportunidades que las amenazas ante la normativa”.
Entre las oportunidades, destacan la aceleración de la transformación y que la empresa se vuelve más atractiva, lo que permite atraer talento y llegar a más clientes. La principal amenaza es “no acertar con la estrategia”, apunta Leciñena, quien considera que “se debe empezar por la gobernanza”.