El protocolo familiar es una herramienta muy valiosa para las empresas familiares. Estas son mayoritarias en el tejido empresarial español y, en muchas ocasiones, tienen serias dificultades para llevar a buen fin sus procesos sucesorios. De hecho, solo entre el 10 y el 15 % los culminan con éxito.
Protocolo familiar: definición e importancia.
Las empresas familiares son aquellas en las que la propiedad o el poder de decisión pertenece a un grupo de personas que son parientes entre sí. Es decir, los responsables de la organización mantienen vínculos de consanguineidad o afinidad.
En Europa, sobre todo en los países anglosajones, la cultura de protocolos familiares se conoce como shareholders agreement y está plenamente consolidada. Se apuesta por ella porque es una garantía adicional tanto para los propios socios como para los inversores, acreedores y otros terceros afectados.
Su principal virtud es que hace mucho más previsible el relevo generacional en estas sociedades.
Una descripción de referencia.
Para entender mejor qué es un protocolo familiar, vamos a detallar cuáles son sus características principales:
- Es un conjunto de pactos voluntarios.
- Son suscritos por los socios, entre sí o con terceros.
- Los protagonistas comparten vínculos familiares.
- Tienen intereses comunes en una sociedad empresarial no cotizada.
- Desean establecer un modelo de comunicación y consenso para tomar decisiones.
- Su finalidad es regular las relaciones entre la familia, la propiedad y la empresa.
El Real Decreto 171/2007, de 9 de febrero, por el que se regula la publicidad de los protocolos familiares regula y concreta las condiciones, los requisitos y la manera de dar a conocer estos acuerdos.
Una importancia adicional.
A tenor de lo explicado, cada protocolo es más que un contrato, es un código de conducta de la familia porque incluye obligaciones y penalizaciones aprobadas por todos ellos. Cuando las primeras se incumplen, las sanciones establecidas podrán ser aplicadas. Pero su importancia no radica en esa posibilidad de sancionar los incumplimientos, que seguramente se realicen menos que en otra clase de contactos: lo fundamental de los protocolos familiares es el consenso y la voluntad de las partes para cumplir lo pactado. Aunque siempre va a ser posible iniciar acciones legales para exigir lo acordado, solo el convencimiento de los firmantes de que cumplirlo es beneficioso para la empresa asegura los objetivos comunes.
En consecuencia, es más importante el proceso llevado a cabo para elaborarlo que el documento en sí mismo.
La libertad de voluntades es otro rasgo decisivo. El contenido y los aspectos formales que conforman cada protocolo no están predefinidos desde fuera, sino que son el resultado de los acuerdos alcanzados por las partes. Y más allá de los límites generales de la normativa civil y societaria, las partes son libres de aprobar el marco protocolario que deseen. Eso sí, solo puede haber un único protocolo en cada sociedad.
Comunicación y protocolos familiares.
La normativa española establece también qué trámites hay que seguir para la inscripción en el Registro Mercantil. Esta se hace siempre a instancias del órgano de administración de la sociedad y bajo su completa responsabilidad.
No se requiere hacer pública la relación del órgano de administración con la propiedad ni con los firmantes del protocolo. En todo caso, estos siempre pueden recurrir a la autoridad judicial si no han autorizado dicha publicidad o si cuestionan el interés de haberlo publicado.
Tipos de protocolos familiares.
Podemos diferenciar tres clases:
- Secretos o reservados. Su contenido solo lo conocen los socios que han firmado. En consecuencia, carecen de publicidad registral.
- Con pactos parasociales familiares. Los socios los firman para regular ciertos aspectos privados de la sociedad, pero pueden ser objeto de publicidad registral.
- Inscribibles. Se firman por unanimidad de todos los socios, ya sea al constituir la sociedad o posteriormente. Afectan a la estructura de la empresa y ocasionan efectos a terceros. Por ello, se pueden inscribir en el Registro Mercantil.
En cualquier caso, a la hora de establecerlos hay que tener en cuenta la normativa vigente sobre protección de datos de carácter personal. Cuando el protocolo recoge datos íntimos de determinadas personas, su consentimiento es absolutamente imprescindible.
¿Para qué sirven los protocolos familiares?
Su finalidad es solucionar dos cuestiones clave:
- Designar un representante sucesorio cuando fallece un familiar socio. Así se facilita el ejercicio de socio constante en la comunidad hereditaria.
- Definir las relaciones de los socios en una sociedad conyugal disuelta y sin liquidar, ya sea por el fallecimiento o no de alguno de los socios. En estos supuestos, en los que no es posible determinar un representante de manera automática, tener protocolo familiar es la mejor ayuda.
El protocolo familiar, en definitiva, es un recurso útil y eficaz para las empresas familiares. Recuerda que cada familia adopta en él sus propias decisiones, por lo que cada protocolo es único y específico.