La era de las tecnologías accesibles ya está aquí y en ella ocupa un puesto relevante la nube o cloud. Se trata de un sistema de almacenamiento de datos y programas a través de internet que presenta numerosas ventajas frente al tradicional disco duro de un ordenador. Este -que hasta ahora ha sido el dispositivo de almacenamiento por excelencia- ha de encontrarse físicamente en el mismo espacio que el usuario. En la nube, por el contrario, los datos están alojados en los servidores y equipos de un proveedor (Amazon Web Services, Google, Microsoft, etc.), lo que facilita el acceso independientemente de tu ubicación geográfica.
Sobre el cloud nos habla en este vídeo el Project manager de Opinno, Senén Bernárdez. Se trata de la última entrega de la series de ‘vídeo píldoras de innovación’ que la consultora ha lanzado junto al departamento de Banca de Empresas de Ibercaja. Este contenido se enmarca en el ecosistema Más Empresa de Ibercaja y se ha estado publicando durante este mes de agosto en el apartado de ‘Actualidad’.
Así, según este experto, podemos distinguir hasta tres tipos diferentes de nubes:
1 – Nubes públicas, las más sencillas. El proveedor da acceso a sus servicios a múltiples usuarios a través de internet. Es el único responsable del mantenimiento, administración y evolución de estos recurso y programas. Se basa en un sistema de pago por uso.
2 – Nubes privadas. La organización desarrolla un entorno exclusivo para sus propios recursos. Este sistema ofrece mayor seguridad y mejor control, pero también es más costoso para las compañías, ya que deben comprar y mantener toda la infraestructura por su cuenta.
3- Nubes híbridas. Combina una o más nubes públicas y privadas.
Sin embargo, la gran revolución en el mundo del cloud vendrá, según Bernárdez, de la mano de las “nubes distribuidas”.
“Son básicamente nubes públicas, pero más avanzadas”, dice de ellas. Y continúa explicando: “Existe un proveedor responsable de mantener y operar los recursos almacenados, pero es un sistema descentralizado porque no solo se ejecuta en sus centros de datos, sino en otras ubicaciones locales más cerca de la red geográfica donde se encuentra el usuario final”. De esta forma, la infraestructura de la nube distribuida mejora la latencia y la privacidad.
Estas nubes tienen un gran potencial para la adopción masiva de las tecnologías en todo tipo de sectores y muchas empresas como Ericsson o AWS Outpost ya están sacando partido de ellas. “Cada vez son más las empresas que están dispuestas a subirse a la nube, y en esto tiene mucho que ver la adaptación a la nueva normalidad, el teletrabajo y la automatización de procesos”, señala Bernárdez.
Un sistema de almacenamiento en una nube distribuida ofrece una estructura fiable para articular la actividad, mayor flexibilidad y un gran potencial de escalabilidad. Conforme esta tecnología avance, cada vez será más fácil y accesible para las empresas familiarizarse en el uso cotidiano de otras herramientas como el big data, la inteligencia artificial o el internet de las cosas.2