Transformación
Las empresas familiares representan cerca del 90% del tejido empresarial de España, genera casi el 70% del empleo y facturan aproximadamente el 60% del PIB, según datos del Instituto de la Empresa Familiar. Cifras que demuestran la importancia que tienen en la economía y su contribución al desarrollo del país. Al fin y al cabo, son negocios que buscan el crecimiento y la rentabilidad para alcanzar unos objetivos financieros.
Pero no podemos olvidarnos de la segunda parte de su nombre: “familiares”. Un adjetivo que define y diferencia a estas empresas de las grandes corporaciones. Se trata de familias que, generación tras generación, van haciéndose cargo del negocio, adaptándolo, modernizándolo y haciéndolo crecer. Núcleos de decisión arraigados e implicados con el territorio en el que están implantados. Esos lazos emocionales, tanto entre los miembros de la familiar como con sus empleados, clientes, proveedores o la comunidad local es lo que se conoce como riqueza socioemocional, o socio emotional wealth (SEW) en las empresas familiares.
El concepto de riqueza socioemocional (RSE) -o socio emotional wealth (SEW)- vinculado a la empresa familiar fue desarrollado por el profesor de la Universidad de Arizona, Luis Gómez-Mejía, y se refiere a los objetivos no financieros sino afectivos como el estatus, la identidad, la reputación, el control e influencia familiar, la preservación del legado familiar, los valores, el orgullo de pertenencia, la visión transgeneracional y la conexión emocional. Es este SEW el que hace que las empresas familiares se comporten de manera diferente a otro tipo de organizaciones.
La riqueza socioemocional abarca cinco aspectos, según Pascual Berrone, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra:
La riqueza socioemocional tiene un importante impacto en el rendimiento de las empresas. Un impacto que no tiene que ser negativo, puesto que se está estudiando cómo la parte emocional que distingue a estas organizaciones puede ayudar también a tomar decisiones que contribuyan al crecimiento de la empresa y de su entorno. Se trata de lograr un equilibrio entre lo financiero y los sentimientos, entre la cabeza y el corazón.
Según estudio de la IESE Business School de la Universidad de Navarra, ese equilibro es posible. “La clave para los profesionales y propietarios radica en entender cómo sus objetivos socioemocionales influyen en las decisiones estratégicas que toman y encontrar un equilibrio que no comprometa los resultados a largo plazo”, según analiza Jessenia Davila en el artículo La riqueza socioemocional y los objetivos financieros en la empresa familiar.
Este equilibro entre esas dos fuerzas, la racional y la emocional, tiene una repercusión inmediata en dos aspectos: la gobernanza y los stakeholders.
La gobernanza de las empresas familiares es siempre un aspecto delicado. De hecho, puede que sea en este punto donde la influencia de los aspectos emocionales puede verse más claramente. En los últimos años se ha trabajado mucho en la profesionalización de las empresas, lo que conlleva una gobernanza más independiente, ya sea a partir de miembros de la familia o incorporaciones externas.
Sin embargo, si se da prioridad a lo emocional, se puede estar pasando por alto una mejor práctica de gobernanza, dando más peso al control familiar frente a la gestión a partir de externos, como explica Davila. “Las empresas familiares deben considerar cómo su estructura de gobernanza apoya tanto los objetivos socioemocionales como los de rendimiento, integrando a miembros de la familia que posean la experiencia adecuada o incorporando a profesionales externos si es necesario”.
Los lazos afectivos en las empresas familiares se extienden a empleados, proveedores, clientes, comunidad local y medio ambiente. Se amplía el concepto de familia, los vínculos afectivos, al entorno en el que se asienta la empresa, y se genera una fuerte vinculación entre ellos. Como consecuencia, parece que las empresas que prestan más atención a las necesidades de estos stakeholders suelen tener mejores resultados tanto financieros como de SEW.