Líderes
La inteligencia artificial (IA) ha resurgido gracias a esta nueva capacidad de cómputo. El “invierno polar de la IA” ha quedado atrás, y hoy nos encontramos en un momento de efervescencia donde “no sólo se están sorprendiendo los ciudadanos, sino que también los investigadores están replanteando su manera de trabajar”, explicó Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center, durante la conferencia que impartió en el Patio de la Infanta de Ibercaja en el marco del ciclo organizado por la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con la Cátedra Garrigues de Derecho y Empresa, para celebrar su 50 aniversario. “Los investigadores no tienen excusa para lanzarse a hacer cosas que hace 4 o 5 años eran imposibles. Ahora pueden soñar”.
Pero junto a esa capacidad de avance, Valero también advirtió de las consideraciones éticas que deben acompañar a toda investigación. “La investigación debe ser excelente, pero sobre todo debe ser relevante. Si hay que elegir, lo relevante prima sobre lo brillante porque la única investigación válida es la que está al servicio de la sociedad”, aseguró.
El BSC es uno de los centros más importantes en supercomputación a nivel mundial. Aloja actualmente cinco supercomputadores, entre ellos MareNostrum 5, considerado uno de los más potentes del mundo. Desde un principio se concibió como un punto de encuentro entre empresas, universidades y la sociedad, donde la investigación aplicada adquiere un papel protagonista.
El BSC ha impulsado iniciativas a nivel europeo para ayudar a los países a adquirir supercomputadores y avanzar hacia la soberanía tecnológica mediante el diseño y fabricación de chips propios. Según Valero, “la fabricación de chips es la cuestión geopolítica más importante del mundo ahora mismo. Este es uno de los puntos críticos en el que la Unión Europea está centrando sus esfuerzos: desarrollar chips capaces de ejecutar los modelos más potentes de la IA y poder competir con las empresas estadounidenses”.
En la conferencia, Valero puso como ejemplo algunos proyectos en supercomputación que muestran la capacidad del desarrollo tecnológico. Por un lado, en aplicaciones médicas, como la predicción de la estructura 3D de proteínas, cuyo conocimiento —abierto por Google— movilizó a más de 50.000 investigadores de todo el mundo en menos de 24 horas para mejorar tratamientos médicos. Otro ejemplo, el desarrollo de gemelos digitales, réplicas virtuales de sistemas físicos y que Europa está utilizando en el campo de la defensa.
La supercomputación, por tanto, es uno de los mecanismos que puede contribuir a mejorar la competitividad de las empresas europeas y que se enmarca en la necesidad de incrementar esfuerzos en innovación y en mejorar la productividad en los países europeos, como explicó el presidente de Ibercaja, Francisco Serrano Gill de Albornoz en la inauguración del ciclo de conferencias.
Serrano hizo referencia a los informes Letta y Draghi en los que se llama la atención sobre la pérdida de competitividad de Europa y añadió que “mejorar la competitividad refuerza nuestros valores europeos y el estado del bienestar ante la amenaza de tendencias que no van en la misma dirección”, en referencia a la democracia iliberal de Donald Trump en Estados Unidos o a la autocracia de China. “La innovación digital y la transformación tecnológica no son un fin sino un medio que ayuda a las personas a mejorar su bienestar global y salud financiera”, concluyó.
De ahí que la colaboración del BSC con las empresas sea parte de su éxito. Se han establecido convenios con empresas tanto españolas como internacionales, creado spin-offs y se han desarrollado programas específicos para atraer a más compañías al ecosistema de la supercomputación con el objetivo de aplicar el conocimiento y aportar valor añadido para la sociedad y la economía.
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