Transformación
Me gustaría establecer una metáfora entre trabajar la cultura de una organización y reformar una vivienda.
Acabo de acometer mi primera reforma integral. 4 meses fuera de casa y locura. Pero lo más llamativo es que no ha sido como yo pensaba y no he podido hacer todo lo que me hubiese gustado. Porque resulta que quitar tabiques, cambiar suelos, ampliar un espacio, poner puertas y ventanas nuevas o pintar no es el punto de partida. “Debes pensar en la reforma en orden y por prioridad” me decía el reformista, anticipándome que la parte más costosa de la obra quedaría invisible a los ojos: tuberías, electricidad, salida de humos, tubos de calefacción… ¡Y tenía toda la razón! Es verdad que una buena parte de mi presupuesto se ha ido en aquello con lo que no contaba, pero ahora comprendo que no haberlo tenido en cuenta habría puesto en riesgo la perdurabilidad, seguridad, garantía y habría hipotecado la vivencia y comodidad del resto.
Si nos vamos al contexto de “reformar la cultura de la organización”, para que se convierta en aquello que queremos vivir en la empresa, hemos también de hacer una planificación con orden y prioridad. El modelo AQAL de la Teoría Integral de Kenn Wilber nos ofrece la radiografía para comprender la necesidad de orden. Víctor Rodríguez, en su libro “Propósito y Valores”, nos propone el camino a recorrer: