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Transformación
La innovación se ha convertido en una de las claves para sacarle el mayor partido a nuestra empresa y fomentar su crecimiento. La innovación es un “proceso que modifica elementos, ideas o protocolos ya existentes, mejorándolos o creando nuevos que impacten de manera favorable en el mercado”, según Economipedia.
Henry Chesbrough, profesor de la Universidad de Berkeley, fue el primero en distinguir dos tipos de innovación: la innovación abierta y la cerrada. La primera fue descrita en Open Innovation: The New Imperative for Creating and Profiting from Technology como una estrategia que utilizan las empresas para desarrollar proyectos en colaboración con agentes externos. Este concepto se desmarcaba de la innovación cerrada, limitada a innovar utilizando recursos propios. Con el paso del tiempo, las empresas han ido optando cada vez más por la innovación abierta.
En 2022, el 95% de las empresas implementaron soluciones de innovación abierta, según The Open Innovation Barometer. El uso de esta estrategia para buscar soluciones, combinando competencias internas con conocimiento externo, se explica por las ventajas que aporta:
El profesor Chesbrough defiende que la distribución del conocimiento es tan amplia en la actualidad que una empresa es incapaz de innovar sin la colaboración de agentes externos, sean estos organizaciones, startups, expertos o emprendedores. Muestra del éxito de esta estrategia es que el 75% de las empresas españolas que la implantaron quedaron satisfechas con sus proyectos, según Open Innovation Report 2023. Pero, ¿cómo podemos incorporar la innovación abierta a nuestro negocio?
Existen diferentes modelos de abordar la innovación abierta, como el networking, el mentoring o el tech scouting. Vamos a ver en qué consiste cada uno de ellos.
El networking es la creación y gestión de una red de contactos que tiene como objetivo proporcionar las ideas y recursos necesarios para llevar a cabo un proyecto. Su principal ventaja es que requiere una inversión económica mínima y permite unir a agentes de ámbitos muy diferentes para desarrollar un mismo trabajo.
Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que las relaciones establecidas a través del networking exigen un mantenimiento. En esta estrategia, la profundidad de las relaciones es mucho más importante que la cantidad.
El mentoring consiste en el establecimiento de una relación profesional en la que uno de los miembros guía, ayuda y aconseja al otro en el desarrollo de un proyecto. Al contrario que en el networking, en este modelo se crea una relación de profesor-alumno. La mayor ventaja del mentoring es que permite obtener información de primera mano de personas y organizaciones con más experiencia, además de consejos personalizados.
La mayor dificultad en el mentoring consiste en encontrar al mentor adecuado. El tipo de relación que se crea —asimétrica— también puede generar distintos niveles de implicación entre la parte interesada y la experta.
El tech scouting es la contratación de expertos externos y la asignación de parte del personal interno a la búsqueda de información sobre los últimos avances tecnológicos para facilitar su adopción en la empresa. Este modelo fomenta la innovación interna con ayuda externa que agiliza el proceso.
El reto del tech scouting es que crea las relaciones más volubles de todos los modelos por tratarse de un contacto limitado a un objetivo concreto. Además, esta estrategia requiere una inversión inicial elevada, tanto en el equipo externo como en la tecnología seleccionada.
Además, existen diferentes espacios en los que podemos fomentar la innovación abierta en nuestra empresa, como los hackathones, las incubadoras y las aceleradoras. Aunque los tres están enfocados a startups, las empresas ya consolidadas también pueden encontrar en ellos oportunidades con las que desarrollar sus proyectos.
Los hackathones son eventos en los que se convoca a expertos para buscar soluciones a un reto tecnológico. Pueden durar desde unas horas a varios días, y reunir de unas pocas personas a miles de profesionales. Las pueden convocar tanto startups como empresas de mayor tamaño cuando se enfrentan a un reto que no son capaces de solucionar, o cuando quieren conocer propuestas novedosas para dar respuesta a sus preocupaciones clave.
Las incubadoras son organizaciones que tienen como objetivo apoyar el lanzamiento y el crecimiento de una startup con recursos de distinta índole, como oficinas, equipo tecnológico o información. Estos espacios suelen estar financiados por un patrocinador y su duración depende de las necesidades de cada caso.
Las aceleradoras son programas que buscan fomentar el crecimiento de una startup cuando ya ha sido lanzada. Lo hacen a través del apoyo de expertos, así como de la organización de eventos que dan a conocer la nueva empresa. También pueden proporcionar financiación y adquirir participación accionarial en la startup. Las aceleradoras suelen tener una duración breve y limitada.
Estos tres espacios, además de fundamentales para las startups, son una buena fuente para que las empresas consolidadas identifiquen socios potenciales que les ayuden con los retos de innovación abierta que se les presenten. También les permiten entrar en contacto con profesionales de otros campos que pueden ser extremadamente útiles a la hora de innovar.
Independientemente de si estamos lanzando una startup o de si nos enfrentamos a un reto específico, la innovación abierta se presenta como una de las alternativas más efectivas para superar obstáculos y hacer crecer nuestra empresa.