En 1951, el por aquel entonces estudiante de la Universidad de Harvard (EE. UU.) Marvin Minsky usó algunas observaciones del comportamiento animal para intentar diseñar una máquina inteligente. A partir del trabajo del fisiólogo Ivan Pavlov, muy conocido por usar perros para mostrar cómo los animales aprenden por refuerzo positivo (recompensa) y negativo (castigo), Minsky creó un ordenador que aprendía continuamente a resolver un laberinto virtual a través de un refuerzo similar.
Consulte el artículo original "La IA ayuda a descubrir que tenemos neuronas optimistas y pesimistas" de MIT Technology Review.