Transformación
Cuando Marco Polo comenzó a comerciar con países extranjeros a través de la Ruta de la Seda, no podía imaginarse que sentaría las bases de lo que hoy entendemos como comercio exterior. Desde entonces, los sistemas de intercambio de mercancías entre países han evolucionado gracias al avance en los medios de transporte y las comunicaciones o el establecimiento de normas internacionales de comercio, entre otros motivos. Sin embargo, las empresas que deciden abrirse a nuevos mercados no dejan de ser modernos exploradores, que se embarcan en la aventura de conocer otras zonas del mundo para comerciar.
Las razones por las que una empresa decide exportar son diferentes y dependen de la casuística en la que se encuentre cada una. En unos casos, es fruto de la evolución lógica del negocio; en otros casos, lo que se busca es incrementar las ventas gracias a la expansión a nuevos mercados; o puede que se persiga diversificar los riesgos y optimizar los recursos. Cada empresa tiene sus propios motivos, pero en general, si la aventura de exportar se lleva a cabo de una manera planificada, ordenada y con criterio, los beneficios no solo se reflejan en la cuenta de resultados producto de un incremento en las ventas, sino que se deben a un conjunto de variables que llevan a mejorar la competitividad de la compañía.
En este sentido, Toño Ruiz, jefe de Estrategia Comercial de Banca de Empresas de Ibercaja, la internacionalización es una de estas palancas destacadas de la competitividad del tejido empresarial, que representa uno de los puntales del crecimiento de la economía y de la inversión productiva. Como entidad financiera, queremos apoyar a las empresas que quieran internacionalizarse para ayudarles a crecer y a ganar competitividad que es la clave para la sostenibilidad de nuestras empresas.
Es cierto que exportar no es sencillo y requiere de convicción y de músculo financiero. Además, conlleva riesgos que no siempre dependen de uno mismo sino de múltiples factores ajenos a la relación comercial: la geopolítica juega un papel fundamental, por ejemplo, así como el contexto cultural, la situación de estabilidad o no del país al que nos dirigimos, la red de contactos que creemos, incluso hechos imprevisibles o fenómenos atmosféricos pueden dar al traste con una operación de exportación.
Si a pesar de todas estas dificultades, todavía te pica el gusanillo por saber cómo exportar, aquí tienes una guía sobre los primeros pasos que tienes que dar para que el resultado sea exitoso o, por lo menos, para minimizar los riesgos.
La exportación es un proceso complejo, pero potencialmente muy beneficioso. Con una planificación cuidadosa, el apoyo adecuado y una estrategia bien definida, las empresas pueden superar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrecen los mercados globales.
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