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Una de las primeras personas en tratar este concepto en España fue Francesc Miralles. El escritor y colaborador en medios como El País Semanal, CuerpoMente, la Cadena SER y RNE, analizó el ikigai aplicado al desarrollo personal en un ensayo, escrito junto con Héctor García, Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz, que llegó a estar nº1 en las listas de países anglosajones y en la India.
El modelo se basa en cuatro pilares:
El ikigai busca la intersección entre estos cuatro elementos: lo que nos apasiona, lo que sabemos hacer, lo que el mundo necesita y por lo que nos pueden pagar. Esta visión de conjunto entre preferencias, propósitos, habilidades y remuneración hace que la filosofía japonesa esté saltando del ámbito personal al empresarial. ¿Por qué? Porque, si analizamos los cuatro pilares antes mencionados, vemos que tienen mucho en común con los valores y los objetivos de una empresa u organización. De hecho, el método ikigai puede ser una buena guía tanto para emprendedores que necesitan definir su proyecto como para empresas ya consolidadas, que tienen en él una herramienta para analizar su core y elaborar estrategias de redefinición o de consolidación.
Para aplicar el modelo japonés en una empresa se necesita, primero, un proceso de análisis, para conocer en qué punto se encuentra con relación a los cuatro pilares, y, segundo, un compromiso para su implementación, como señala Eduardo Elúa Samaniego, fundador de CEO Institute, dedicado a la enseñanza de metodologías para emprendedores y empresarios, en su artículo en LinkedIn.
Elúa desarrolla una guía para aplicar el ikigaien la empresa:
La puesta en marcha del método ikigai en la empresa tiene consecuencias en cada uno de los cuatro pilares sobre los que se asienta esta filosofía.