En 2020 se declaró de forma oficinal la emergencia climática en España. Ya sabíamos desde hace tiempo que tendríamos que actuar para preservar el planeta, pero desde ese momento dejó de ser una opción para convertirse en un requisito. "El cambio climático es real y las actividades humanas son la causa principal", afirma la ONU. Como consecuencia, las empresas han acelerado su compromiso medioambiental y la transición hacia modelos de producción más sostenibles como el de la economía social. ¿De qué se trata?
La Organización Internacional del Trabajo señala que la economía social hace referencia a "las empresas y organizaciones (cooperativas, mutuales sociales, asociaciones, fundaciones y empresas sociales) que producen bienes, servicios y conocimientos que atienden las necesidades de la comunidad a la que sirven, con objeto de lograr objetivos sociales y medioambientales específicos y de fomentar la solidaridad". Es, por tanto, un modelo que prioriza el beneficio comunitario sobre el enriquecimiento personal.
Para entenderlo mejor podemos echar un vistazo a los principios que, según la Carta de Principios elaborada por la asociación Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), caracterizan a la economía social:
- Equidad.
- Trabajo digno.
- Sostenibilidad ecológica.
- Cooperación.
- Reparto justo de la riqueza.
- Compromiso con el entorno.
Desde cooperativas hasta bares: la economía social en España
En España existen 43.192 empresas de economía social y su facturación representa el 10 % del PIB, según el informe Las empresas más relevantes de la Economía Social elaborado por la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES). El modelo se compone de entidades de diversos sectores, que van desde la agricultura hasta la construcción. Porque, independientemente de la actividad, lo que guía a la economía social son los principios.
Un ejemplo de ello es el Mercado Social de Madrid, una cooperativa a la que las empresas se pueden unir para trabajar de forma conjunta para crear una economía más justa, ética y local. Ya está formada por más de 180 entidades y 700 consumidoras con un objetivo: construir formas de producir y consumir más sostenibles.
La economía social española no solo se concentra en cooperativas. Los bares, restaurantes y pequeños comercios de pueblos con menos de 200 habitantes también se consideran economía social, según la ley propuesta por el grupo político Teruel Existe y aprobada en el Congreso de los Diputados el pasado mes de marzo. La razón para ello es que estos establecimientos "actúan como centro social de convivencia y encuentro para la comunidad local", de ahí que ahora puedan beneficiarse de incentivos y ayudas públicas para garantizar su supervivencia.
Un modelo económico a favor de la inclusión
La economía social no solo apuesta por la sostenibilidad del planeta. También afecta a las personas y pone en valor aspectos como la inclusión o la conciliación del trabajo con la vida privada. Por eso, REAS considera que el nuevo modelo económico debe ser uno con perspectiva de género, que evite sesgos y estereotipos al mismo tiempo que garantiza la diversidad.
Debido a ello, la campaña de auditoría social de REAS que evalúa las prácticas de las empresas incorpora una mirada feminista. Se analizan aspectos como la utilización del lenguaje inclusivo en el entorno laboral, la presencia de espacios para la atención emocional o la igualdad de salario y representatividad. Los últimos datos del Informe con perspectiva feminista señalan que las empresas basadas en modelos de economía social están compuestas por un 63 % de mujeres, un 18 % más que en la economía convencional.
Se pueden señalar numerosos ejemplos de buenas prácticas de economía solidaria y feminista. Uno de ellos es Errotik, una cooperativa nacida en Bilbao que ha diseñado un proceso para mantener una conversación fluida entre trabajadores y escuchar sus necesidades. De esta manera, cada semana, realizan una reunión de equipo para hablar de cómo se sienten o qué puede mejorarse de cara al futuro.
Otro modelo empresarial a favor de la inclusión es el de ILUNION, fundación del Grupo Social ONCE, que tiene el objetivo de generar empleo de calidad para personas con discapacidad. Para conseguir ese objetivo tiene un equipo 36.000 profesionales, de los cuales más de 15.000 son personas con discapacidad (42%). Ofrecen servicios a diferentes sectores y actúan teniendo en cuenta diversos elementos relacionados con la economía social, como el medio ambiente o la ética en los negocios.
En definitiva, es imposible avanzar hacia la sostenibilidad sin repensar el modelo productivo. Esto depende en parte del compromiso de las empresas por implementar rasgos de la economía social. No solo porque es lo correcto a nivel ético, sino porque además es el camino a seguir hacia un futuro más sostenible y equitativo.