La disrupción es un proceso largo y arduo que sucede en el retrovisor. Las empresas disruptivas entran al mercado desde abajo, con modelos de negocio virales y clientes dispuestos a ayudar. Para que una empresa ya establecida pueda disrumpir, tiene que asegurar la convivencia de la excelencia y la innovación.
Encontrar el mejor momento para lanzar una nueva tecnología es uno de los retos más difíciles para las empresas. La tecnología ya asentada puede tardar en desaparecer o convivir con la nueva, pero esta última también puede irrumpir en el mercado para acabar de inmediato con la trayectoria de la anterior.
El ‘blockchain’ es la tecnología que mueve el bitcoin. Permite crear herramientas baratas y ágiles en las que se pueden certificar transacciones. Su aplicación va en función de la novedad y la complejidad. Las menos novedosas y complejas, como hacer pagos por bitcoin, van a ser las primeras en desarrollarse.
Los modelos de relación entre los miembros de un ecosistema están cambiando debido a que la infraestructura está cada vez más digitalizada. Para competir, las empresas tendrán que identificar nuevas oportunidades para crear y capturar valor. La sensorización de productos y compañías se postula como una de las tendencias más interesantes.
Se está produciendo el movimiento de trabajar en ecosistemas cerrados a hacerlo en abiertos. La consultoría colaborativa es básica si las empresas quieren ser punteras, ya que tienen que tener en cuenta que la gente más valiosa del ecosistema no quiere trabajar para nadie, lo quiere hacer con sus normas y en un sitio en el que sus valores se respeten.
Aunque la economía colaborativa es muy poderosa en los sectores no productivos y creativos, todavía no está asentada en el mundo corporativo. Estamos a punto de experimentar una transición muy fuerte en colaboración y será necesario reinventar la cultura corporativa, las habilidades de los trabajadores, los procesos o los lugares de trabajo.
Cuando las demandas de colaboración son demasiado altas o no se distribuyen uniformemente a través de la organización, el resultado es el agotamiento de los empleados más solicitados. Los líderes deben aprender a administrar mejor la colaboración en sus empresas al eliminar o redistribuir el trabajo e incentivar a las personas.
El sesgo se produce cuando, ante una pregunta, todos los empleados de una empresa dan la misma respuesta errónea. Sin embargo, en una organización ruidosa, los empleados contestan de manera diferente a la misma pregunta, lo que genera mala imagen. Para resolver el ruido hay dos estrategias: algoritmos y procesos.
Algunos modelos de relación laboral se han quedado obsoletos, como las evaluaciones de personal: caras, lentas y muchas veces perjudiciales. Todavía no está resuelto cómo mantener en las empresas mecanismos de promoción y de subida de salario a los empleados y hacer una evaluación con un sistema mejor.
Si una organización está tranquila puede ser un problema. Los empleados dejan de sentir apego, y eso hace que sean menos productivos. Hay que incentivar la rebelión productiva para que la comunidad disconforme aporte valor. Las empresas deben dar a los trabajadores la oportunidad de expresarse.
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