Transformación
En los modelos de gestión de negocios anteriores ha prevalecido la competición, interna y externa, en las organizaciones. Los modelos eran estables, con sistemas donde las leyes de mercado estaban claras y la oferta y la demanda guardaba equilibro. Ahora, la evolución del mundo trae consigo inestabilidad. En la nueva realidad el consumidor manda (en forma, calidad, precio, lugar…) y vivimos crisis tanto de talento como de suministro, entre otras.
Para poder aplicar la gestión del cambio, donde se necesita agilidad y donde no tenemos periodos de tiempo de reflexión, necesitamos equipos muy autónomos, climas de confianza y un liderazgo que precisa un cambio de ‘mindset’. Este tránsito requiere entrenamiento, desarrollo de nuevos circuitos neuronales que permitan modificar parámetros a la hora de toma de decisiones, de dar respuestas… “Necesitamos lideres de servicio. Que no se empeñen en que ‘yo soy el que sabe y vosotros sois mis ejecutores’. Hay que sacar de cada miembro del equipo lo mejor para que en el conjunto la contribución que se realice sea la más adecuada en cada momento”, apunta Cañizares.
Las organizaciones necesitan una actualización, pero según Yolanda "cualquier proceso que nos obligue a crecer es positivo". Hay cuatro modelos diferentes para mirar las organizaciones:
La visión sistémica contempla al individuo como parte de los sistemas a los que pertenece y con los que está en continua interrelación. Hay que tener en cuenta que los sistemas se rigen por unas leyes que influyen en el bienestar de sus miembros y el éxito colectivo:
Y se basa en una serie de principios:
Si no dotamos al sistema de un orden especifico, de unas leyes, el sistema entra en entropía. Gestionar con solvencia un sistema en entropía es complicado, por eso es importante que entendamos que si necesitamos una gestión del cambio del ‘yo’ al ‘nosotros’ primero hay que empezar mirando al sistema: ¿Está preparado para dar el paso? ¿Tenemos algún fallo sistémico?
Su teoría integral es “All quadrants all levels”. Para él no existe nada por separado, todo está dentro del sistema. Pero dentro del sistema hay individualidades que hay que tener en cuenta. Wilber divide el cuadrante entre individuo/colectivo e interno/externo.
Cada individuo de la organización proporciona una vivencia, por lo que es importante saber qué piensa, cuáles son sus valores… para después entender sus comportamientos. Según Wilber, el cambio en una organización se produce partiendo de las creencias y paradigmas internos de los individuos o sistemas. Lo que vemos externamente es simplemente la parte visible, el reflejo de esas creencias y paradigmas, así como una impronta de la cultura de grupo que tiene la organización.
La vivencia de la empresa se produce en el centro. "Es fundamental que cuando entramos a hacer un proceso de cambio visualicemos la masa crítica de la organización, ya que son las personas a las que se necesita convencer para que el cambio sea traccionado por ellas", explica Cañizares.
Plantea el proceso de cambio en 3 fases:
El modelo ADKAR, por su parte, permite trabajar a las personas:
El propósito y los valores tienen una incidencia muy importante en el éxito de una organización. El libro explica qué son y cuáles son las causas de este auge, además de describir qué metodologías y herramientas pueden facilitar su implementación, a partir de experiencias de casos reales y prácticas en empresas, y cómo se puede obtener retorno real al invertir en estos conceptos.
A la hora de gestionar un cambio, es positivo seguir un orden:
Cañizares concluyo la sesión explicando que “para que el ‘yo’ salga del ‘yoísmo’, se necesita entender que hay un escenario plural. Pero si a las personas no se les cuentan las cosas, no tienen una vivencia, no se hace nada para que entiendan los beneficios del cambio… Es difícil que salgan de ellas mismas. Del cambio participan las personas, pero también los sistemas empresariales. Es un 50/50”.