Colaboración corporativa para ayudar a las empresas y al mundo

Las épocas de incertidumbre abren ventanas de oportunidad temporales que solo se pueden aprovechar si se está preparado. Una de las mejores formas es a través de la suma de fuerzas entre empresas de distintos tamaños y sectores que aproveche los puntos fuertes de cada una. Gracias a sus beneficios, la tendencia se ha disparado, pero, para que tenga éxito, hay que tener en cuenta sus retos.

Aunque cualquiera diría que las empresas están condenadas a rivalizar, lo cierto es que algunas grandes innovaciones recientes han nacido gracias a la suma de fuerzas de empresas distintas. Nike y Apple, Renault y L'Oréal, y Telefónica y Microsoft son ejemplos de grandes empresas que, al unir su experiencia en diferentes campos, han creado productos innovadores como relojes inteligentes para deportistas, coches eléctricos que cuidan la piel o centros de datos. Estos esfuerzos conjuntos demuestran el potencial de la colaboración corporativa.

Esta tendencia es una más de la lista de fenómenos que se han visto acelerados por la pandemia de coronavirus (COVID-19), como señala el informe RESTART: 10 tendencias post COVID-19 de la consultora Opinno. Gracias al potencial de la colaboración para solucionar retos, el informe indica que "las empresas tendrán que aprender a colaborar y a trabajar en plataforma con startups, investigadores, universidades, instituciones académicas y filantrópicas", con el fin de adelantarse y fortalecerse ante futuras crisis.

Ventajas para grandes y pequeños

En épocas de incertidumbre como la que estamos viviendo "se van a producir enormes oportunidades, porque las empresas se están replanteando sus cadenas globales", afirma el socio director de la compañía de internacionalización de empresas Gedeth Network, Juan Millán. En su opinión, esta coyuntura abrirá "ventanas de oportunidad temporales" para las que muchas empresas tendrán que buscar alianzas "para cubrir las referencias o habilidades que piden". Y añade: "Si se consigue, la recompensa será enorme".

Uno de los candidatos ideales con los que asociarse son las startups, opinan los responsables de capital riesgo de Capital Energy, Erika Escolar, y de fusiones, adquisiciones y riesgo de Coca-Cola European Partners, Matthijs Kostelijk. Aliarse con este tipo de compañías permite a las grandes prepararse a medio y largo plazo con el expertise de las emergentes, mientras sus empleados se centran en otras tareas.

Modelos de colaboración empresarial

Entre las distintas opciones que las compañías tienen para sumar fuerzas con otras, uno de los modelos que más ha crecido en los últimos años es el corporate venturing, mediante el que las grandes empresas buscan talento e innovación invirtiendo capital riesgo en las startups. El número de empresas que han adoptado estrategias de corporate venturing desde 2013 "se ha multiplicado por cuatro, ayudando en muchos casos a mejorar el proceso innovador corporativo a nivel de velocidad y coste", detalla el director ejecutivo del Centro de Emprendimiento e Innovación del IESE, Josemaria Siota. En estos casos, las startups se benefician del "conocimiento sectorial, canales de distribución, acceso a recursos" que les aporta una empresa veterana.

Pero hay más opciones:

Fondos de capital riesgo: el venture capital español recaudó 1.000 millones de euros para en start-ups solo en 2020.
Innovación abierta: consiste en buscar nuevas soluciones a través de alianzas con universidades o mediante Uniones Temporales de Empresas.
Aceleradoras e incubadoras.
Hackathones.
Colaboración interdepartamental: no siempre hay que salir de la empresa para encontrar alianzas útiles. La cooperación entre distintos departamentos de una misma empresa maximiza el talento interno para encontrar nuevos productos o solucionar problemas.

Retos en la colaboración empresarial

Pero no todo son rosas en el camino de la colaboración corporativa. En el caso de aliarse con una startup, se debe entender "que al otro lado hay unos emprendedores y para ellos el asunto es muy importante. Hay que invertir tiempo en atenderles", afirma el CEO en Iberia de la plataforma de innovación B2B Gellify, Diego Fernández. En colaboración con el IESE, el año pasado su compañía entrevistó a 94 directores de Innovación de grandes empresas de todo el mundo para entender el estado del arte de la colaboración corporativa. Aunque las palabras de Fernández se refieren a las alianzas entre una gran empresa y una emergente, cualquier suma de fuerzas corporativas, ya sean grandes o pequeñas, está obligada a integrar a ambos actores y a alinear sus objetivos, culturas y metodologías.

De hecho, la proximidad de la startup al negocio principal de la gran corporación y la capacidad de los trabajadores de esta para operar con emprendedores son las principales preocupaciones de las compañías para aliarse con empresas emergentes, según demostró el informe del IESE.

La importancia de la comprensión mutua en cualquier forma de colaboración corporativa es tal, que en 2018 el Foro Económico Mundial publicó una "guía práctica para el entendimiento mutuo" entre grandes corporaciones y startups. En ella, advierte de algunos de los riesgos que hay que resolver para "colaborar con éxito".

Por ejemplo, una empresa emergente que se asocie a una grande debería considerar un posible retraso en sus propios proyectos o un escalado precipitado. Por su parte, la gran empresa tiene que considerar posibles daños reputacionales por fallos en el trabajo común, falta de alineación entre empleados y dificultad para predecir resultados.

De hecho, aunque las iniciativas de corporate venturing se han cuadruplicado en los últimos años, "cerca del 75 % de estas colaboraciones no dan los frutos esperados", advierte Siota. Para reducir el riesgo de fracaso, propone que las empresas pacten con antelación sus respectivas oportunidades de crecimiento y el diseño de la colaboración, y que establezcan métricas para evaluar el rendimiento.

Ejemplos de colaboración empresarial

La colaboración empresarial es una realidad en todos los sectores y entre compañías de cualquier tamaño. Ibercaja, por ejemplo, anunció a comienzos de este año que trabajaría con 74 start-ups, scale-ups, pymes y otras empresas para incorporar nuevos servicios y productos fintech. Pero el sector financiero ofrece más casos de éxito de colaboración corporativa: en México, el banco canadiense Scotiabank se alió con el Instituto Tecnológico de Monterrey para crear Factory A, un programa de aceleración de start-ups fintech.

Regresando a España, constructoras como Sacyr y Ferrovial han desarrollado en los últimos años los proyectos de innovación abierta iChallenges y Build Up!, respectivamente. Gracias a ellos, se han aliado con un abanico diverso de empresas e incluso con grupos de investigación universitarios para resolver sus retos empresariales.

En ocasiones, hasta grandes empresas que a priori parecerían competidoras directas se han sumado a la colaboración corporativa. Uno de los ejemplos más notables tuvo lugar el año pasado, cuando Apple y Google desarrollaron una API de exposición al coronavirus de forma conjunta y la pusieron a disposición de los gobiernos que quisieran usarla para sus aplicaciones de rastreo de contactos.

En este caso, su objetivo no se centraba en el rendimiento económico sino en aportar su grano de arena para contribuir a frenar la pandemia. Porque, aunque la colaboración corporativa puede convertirse en un motor de beneficios para cualquier empresa, es importante no perder de vista su potencial para hacer del mundo un sitio mejor para todos a través de la innovación.

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