Hace años que la ciencia ficción imagina inteligencias artificiales capaces de mantener conversaciones fluidas con humanos en su mismo idioma, entendiendo el contexto y la cultura que le rodea. En noviembre de 2022, esa ciencia dejó de ser ficción y pasó a formar parte de nuestra realidad. El lanzamiento de ChatGPT no solo revolucionó lo que pensábamos sobre la inteligencia artificial (IA), sino también la forma en que nos relacionamos con ella.
La IA pasó de ser algo futurista y desvinculado de la vida cotidiana a convertirse en una herramienta accesible a todo el mundo. Para ello, solo hacía falta tener un correo electrónico y crear una cuenta en la página de OpenAI, la creadora de ChatGPT, un chatbot impulsado por inteligencia artificial generativa. Según Statista, le bastaron cinco días para alcanzar el millón de usuarios. Solo un año después, el chatbot tenía 100 millones de usuarios activos semanales. Sin embargo, aunque esta tecnología parece completamente nueva e innovadora, la realidad es que sus inicios se remontan a hace ocho años.
Una apuesta por la inteligencia artificial
En diciembre de 2015, un equipo de expertos en aprendizaje automático, ingeniería de software y emprendimiento decidió fundar OpenAI, un laboratorio de investigación centrado en el desarrollo de IA. Entre ellos figuraban Sam Altman, Elon Musk, John Schulman, Ilya Sutskever, Greg Brockman y Wojciech Zaremba. Su objetivo era crear inteligencia artificial capaz de comunicarse con los seres humanos a partir de texto escrito. Es decir, modelos de IA que entendiesen el lenguaje humano y produjesen respuestas similares a las de un humano.
GPT-1. El primer hito de OpenAI
Su primer hito llegaría en junio de 2018, cuando la organización lanzó GPT-1 (Generative Pre-trained Transformer, definición de las siglas en inglés). Este modelo sería el precursor del ChatGPT actual. GPT-1 demostró las posibilidades del aprendizaje no supervisado utilizando libros como fuente de entrenamiento. La herramienta era entonces capaz de predecir la siguiente palabra en una oración dejada a medias.
Los riesgos de GPT-2
La segunda versión, GPT-2, llegaría solo unos meses más tarde. En febrero de 2019, la IA de OpenAI podía producir textos coherentes de varios párrafos de longitud. La diferencia entre este modelo y el anterior es que pasó de trabajar con 117 millones de parámetros a hacerlo con 1.500 millones. Sin embargo, GPT-2 tardó en llegar al público por el riesgo de que se utilizase de forma indebida. Tras un proceso de análisis y mitigación de riesgos, el laboratorio hizo pública esta versión en noviembre de 2019.
GPT-3. El inicio de la creatividad
En junio de 2020 hubo un salto cualitativo para OpenAI. Con el desarrollo de GPT-3, la inteligencia artificial de la organización se podía utilizar para redactar correos electrónicos o artículos periodísticos. También para funciones nuevas, como generar códigos para los programadores o traducir entre idiomas. Pero la clave estaba en la creatividad: por primera vez, una IA era capaz de escribir poemas. Además, este fue el primer modelo con el que los usuarios podían interactuar directamente, haciéndole preguntas y recibiendo respuestas coherentes.
La revolución de ChatGPT
Si hubo un punto de inflexión, ese fue el 30 de noviembre de 2022, el día en que OpenAI lanzó ChatGPT. La herramienta alcanzaría un millón de usuarios el 4 de diciembre de ese año, y 100 millones en enero de 2023. Además de mejorar todas las funciones que ya desarrollaba, sobre todo en el ámbito conversacional con un humano, ChatGPT resolvía ecuaciones matemáticas, detectaba y corregía errores de código en programación, clasificaba y ordenaba información, y producía cuentos o historias con planteamiento, nudo y desenlace.
Aplicaciones de ChatGPT
Desde su nacimiento, ChatGPT ha tenido un gran impacto. Sin embargo, este no se limita a las facilidades que ofrece a sus usuarios (como la redacción de textos sencillos, la corrección de código o la creación de guiones y poemas). Las empresas también han visto la tecnología de OpenAI como una herramienta útil para desarrollar su actividad, sobre todo en estos ámbitos, como señala para Forbes Bernard Marr, especialista en negocios y tecnología:
- En atención al cliente, para automatizar las respuestas a las preguntas que reciben de forma habitual o FAQ (Frequently Asked Questions).
- En el corporativo, para automatizar tareas como redactar correos electrónicos o escribir código de programación.
- En educación, para dar asistencia personalizada a los estudiantes a través de sistemas de tutoría inteligentes.
- En la creación de contenidos para periodistas, publicistas y creativos, sobre todo en la fase de inspiración.
- En entretenimiento, para generar historias y guiones o escribir diálogos.
El futuro de ChatGPT
Tras la revolución de ChatGPT, OpenAI continuó desarrollando y mejorando su inteligencia artificial. La siguiente versión o iteración, el modelo GPT-4, ya está disponible para usuarios de pago. El objetivo de cada mejora es que la IA cuente con un vocabulario más amplio, que sea capaz de interpretar mejor las reacciones de su interlocutor y que la información que proporcione sea cada vez más fiable.
Además, OpenAI está desplegando e integrando capacidades adicionales para ChatGPT, como la interacción por voz e imagen o la generación de contenidos visuales con un gran nivel de detalle. Las numerosas posibilidades que ofrece han llevado a empresas como Microsoft a hacerse con el 49% de OpenAI para integrar sistemas de inteligencia artificial en sus productos. Unos sistemas que parece que han venido para quedarse y a los que, en el contexto actual, se les augura un futuro largo y lleno de novedades interesantes.